Tu, increible magnitud de pasiones nuevas
lejano amor en mis cercanías,
crucial desenfado de ópticas y quimeras
juicio al alma, asidera de mis días.
Tu, océano inmenso de costas abarrotadas
el simple murmullo de una vsta pradera,
álamo incipiente de mis tardes calladas
manjar de los dioses cual una vez primera.
Tu, tópico ardiente de menesteres dichosos
volátil presa de suburbios y boulevares,
la única mujer que al mirarme a los ojos
me insta a comprender su halo de verdades.
Tu, alma inquieta de mis noches placenteras
un costado de apuros, y una lenta agonía,
tu, me llenas el cuerpo y yo tus esperas
del bello diciembre en que veremos la vida.