1.
No le trates al Hombre
Como a una Cosa Más,
De entre las muchas Cosas
Que este Mundo te da
Y que este Mundo, un día,
Te quitará.
Las Cosas son Materia
Que solo valen por su utilidad.
Y Algo en el Hombre hay que no es Materia
Ni podrás a Materia rebajar,
Para, como Materia,
Poderlo utilizar.
Algo en el Hombre hay,
Que le hace trascender,
Desde aquello que tiene,
Hasta aquello que es:
Un ser que Dios creó
Y lo creó Inmortal
Y semejante a El.
Morirse, para el Hombre, no es morirse.
Es sólo dar un Salto al Más Allá,
En donde Dios ya habita
Y en donde El también habitará. 2.
No le trates al Hombre,
Como a una Cosa más,
Pues el Hombre no es Cosa,
Que a Cosa alguna puedas comparar,
Desde que el mismo Dios quiso, en Su Hijo,
Hacerse Hijo del Hombre,
Hacerse un Hombre más.
Al Hombre ningún Hombre
Lo podrá utilizar,
Como si fuera una cosa propia,
Con la que hacer pudiera
Su libre voluntad.
Dios quiso al Hombre Libre
Y por eso le hizo Racional.
Nada más inhumano
Que esclavizarle como se esclaviza
A cualquier Animal.
Dios quiso al Hombre Libre.
No quiso al Hombre Esclavo.
Fue nuestro Creador.
No nuestro Amo.
Y todo Creador
Ama lo que ha creado.
Y es esa Libertad. Y es ese Amor,
Lo que al Hombre hace Grande
A los ojos de Dios. 3.
Dios no permitirá que el Hombre acabe
Como acaban las Cosas de este Mundo
Cuando han perdido ya su utilidad:
Arrojadas, perdidas u olvidadas,
Cual trastos viejos en cualquier desván.
Cuando el Hombre se muera
Quedará su cadáver en la Tierra,
Pero al Cielo su Alma ascenderá,
Al reencuentro con Dios
Que con Amor de Padre ya le espera.
Si Dios así nos hizo.
Si se hizo al hacernos, nuestro Padre,
¿Cómo suponer puedes
Que ya al nacer, nacemos,
Condenados a muerte?
Sería absurdo suponer que Dios
Absurdamente hace lo que hace.
Se opone a suponerlo la Razón.
Se opone a suponerlo la Justicia.
Se opone a suponerlo el mismo Amor.
¡Y todo Amor y sólo Amor es Dios!