Oh, dulce sueño de la vida
que inquietante me aguardas.
Hacia mí llegas exultante
con tus mágicas promesas
y tu rumor fascinante.
Con mil colores me abrazas
y luego te desvaneces,
como se desvanecen los suspiros
que en el aire fenecen.
Oh, sueño de la vida,
perturbador y quimérico.
¿Cómo te muestras con halagos
y luego te escondes con celo?
¡Quizás sea en vano
querer pernoctar en tu seno!
Con furtivo candor me enredo
en tus madejas de ensueño.
El mágico momento esperado
está aguardando al acecho.
Y el mundo no será ya quimera
ni los dones dulce empeño,
todo será claro y único,
instante por demás perfecto
que ha de llegar a mi vida
más allá de un cruel olvido,
o del amor, desatino.
Con mil suspiros me abrazas
y luego te desvaneces
como se desvanecen en el aire
las auroras que perecen.
¡Oh, dulce sueño de la vida, esquivo!
Te adoro cada festivo día
que en mi atardecer floreces
como un presagio divino.
Nadia Estelaniz
29/09/2010