Qué extraño me siento...

¡Qué extraño me siento lejos de tus ojos
y de tus caricias y de tus perfumes!
Ardo de ansiedades como los abrojos
bajo el sol candente donde me consumes.
Soy como una sombra vana, pasajera,
plena de recuerdos, una simple sombra
que su rastro deja sobre la pradera
cada que suspira, cada que te nombra.
Soy igual que un náufrago que en ajenos mares
muere de tristeza sin hallar consuelo
cuyos alaridos y cuyos pesares
son hasta ignorados por el mismo cielo.
¡Qué extraño me siento! Mi nostalgia es tanta
que la luz se esconde bajo mis gemidos
y mi voz se escapa, sí, de mi garganta,
como la que exhalan pájaros heridos.
¡Ah, si yo pudiera regresar contigo!
¡Si me concediera Dios que todavía
de tu amor pudiera gozar el abrigo
y arrasar de plano mi melancolía!
Pero soy extraño y en la mar navego
otros horizontes y otra ruta impía
que cual lazarillo que conduce al ciego
grita que ya nunca, nunca serás mía.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC