Que hombre seductor,
tus palabras alucinantes,
que hoy no quería escribir,
y en tus versos me mareas,
y vuelvo a ser tu prisionera,
tu esclava del amor,
es solo tus palabras me envuelven de locura,
solo tu voz me llena de ternura,
y alcanzo otros planetas,
para que podamos viajar juntos,
dentro de tu grandeza,
y la elocuencia de tu discurso,
a tu salud hoy brindo,
con mi alma generosa,
que tu labios saboreen el dulce encuentro,
de nuestros cuerpos,
a tu salud hoy por ti respiro,
de tu boca perfecta que sabe a miel,
y a encantos naturales que con ellas,
tu sabes arder,
y en la mañana cuando despiertes,
te encontrarás con la sorpresa,
que tu poetisa querida,
tu amada enajenada vuelve a escribir por ti,
porque solo de amor y sus encuentros se trata.