Causan entusiasmo las cosas nuevas,
se llenan los ojos y algo tintinea,
cual sonido de campanas en víspera de año nuevo.
Grandes o pequeñas, las costosas y aún las baratijas, con su brillo,
ejercen algún poder para cegarnos.
Son cosas nuevas las que a diario buscamos
para deleitarnos.
y a diario dejamos cosas viejas,
a un lado en un cajón o las tiramos.
Porque lo nuevo se torna viejo
se nos pasa el entusiasmo.
con el tiempo las cosas llegan a cansarnos.
al final, como las cosas.
nos tornamos viejos, aburridos.
y aunque nó querramos,
terminamos en un cajón y olvidados.
En el sistema de cosas
la materia envejece, se enpolva, enmohece.
y sin lustre, el valor desmerece.
Mas tenemos una cosa, que perdura:
La bondad del epíritu y su magia de amor,
única fuente de renovación, porque nos la dá Dios.