Como aquel Quijote amó a Dulcinea,
como la Gaviota busca su verano,
así en mi demencia busco yo tu mano,
donde el viento sopla y sube la marea.
Como es del poeta el abecedario,
como del invierno el abrigo amigo,
vas tañendo notas con tu campanario
dejando en mi boca el pan de tu trigo.
Siento la tristeza cuanto nace el llanto
de tus grises ojos con dolor, con ira
y es cuando comprendo que te quiero tanto
porque tu quebranto enciende mi lira.
Siempre de mi sombra tendrás el amparo,
de mis labios siempre la verdad de un beso,
de este corazón, mi amor sin reparo
y de mi silencio mi apoyo, mi rezo.