Me salvaste

Me salvaste de mi eterna soledad,
y me liberaste de mi triste agonía,
colocaste en mi alma la felicidad,
que llena mi vida de inmensa alegría.
Me salvaste de vivir solo en el mundo,
y de sentir que es monótona la vida,
me mostraste un amor tan profundo,
que puede sanar cualquier herida.
Me salvaste de una maldición casi segura,
de vivir con el enemigo bajo el mismo techo,
me regalaste amor presente e inspiración futura,
que me hace sentir como un hombre satisfecho.
Me salvaste de sufrir eternamente enamorado,
de alguna mujer plástica y de alma vacía,
me regalaste júbilo al haberte acercado,
y demostrarme que en realidad mi corazón latía.
Me enseñaste a expresar mis sentimientos,
y a vivir día a día sin maldad,
a darle gracias a Dios porque no te miento,
cuando te digo que mi cariño es realidad.
Me enseñaste a apreciar el mundo a tu alrededor,
y a darle importancia a los seres que tú amas,
me hiciste pensar que soy el merecedor,
del amor que percibo cada vez que tú me llamas.
Me enseñaste a crecer como ser humano,
y lo hiciste con tus méritos de varios meses,
por eso a Dios le levanto mis manos,
pidiéndole que me abraces o me beses.
Me enseñaste a sacar mi amor de la maleta,
donde lo mantuve encerrado sin aspiraciones,
le devolviste la musa a este humilde poeta,
y le regalaste un universo de inspiraciones.
Por: Efraín Trinidad Rodríguez
“PoetaDeDios”© Morovis, P.R.
5- septiembre-2006.