Entre mis dedos de esperanza
se escapan los suspiros,
que de tu adormecido pecho
cabalgan prendidos de desconsuelo. Suspiras…
Tu corazón olvidado de amores
se rebela agitado de besos,
lleno de susurros alimentados
por crueles sonrisas de antaño. Susurro…
Rotos los alientos impenitentes
con obsesiva insistencia,
porfían presurosos levantar
nuestro epitafio final. Silencio…
¿Qué nos queda?, susurro.
¿Qué nos queda?, suspiras.
Pasa el aire en celo
cargado de aromas,
suspiros, amarguras y susurros,
anegando el corazón y la memoria. ¿Qué nos queda?.