Qué pena que seas tú,
en este preciso momento,
la que me haga recordar
que yo también fui joven algún día;
que hubo una vez, en el tiempo,
en que aspiraba ese perfume
que ahora esparces en el aire
como el aroma de un beso.
Mis labios, ahora tan secos,
también probaron las fuentes
de esa juventud tan irreverente
que no perdona mis canas
ni soporta mis arrugas
(esas, que llevo en el alma).
Hoy,
cada línea en tu figura
me recuerda otros ayeres;
todo en ti, tan dulcemente,
me habla en un tiempo pasado
que ya no vuelve, no vuelve.
Qué pena que, en tu "ahora"
no quepa ningún pasado;
tú eres esa belleza
del mañana y el presente,
yo sólo soy una sombra,
yo sólo soy el "ayer"
yo sólo tengo la mente
repleta con mis recuerdos,
tu imagen en mis pupilas,
una nostalgia creciente,
un ansia vacía en mis manos
y un cierto sabor a muerte.-
Eduardo Ritter Bonilla.
quien se toma una endoscopia con tan buen humor, no es posible que escriba, que pena. el vino mientras mas viejo mejor, un saludo