El dolor no se ríe de mi alma,
solo aspira la contemporaneidad
de una salida, de dragones y
eufemismos aleatorios...
Son y sin saberlo,
un poco la sombra
de mis actos voluntarios,
y a decir verdad,
conociendo mis instintos,
deduzco que la razón innata
de tales sugerencias,
son en realidad la persecución
de las voces de mis muertos.
No hay solución al proyecto
del futuro,
solo un atisbo prudente,
un amanecer furtivo entre tus piernas,
al borde de este mar,
al solo efecto de la arena
caliente y
el aspirar contínuo
de esta maldita blancura
exterior,
que me va matando,
de a poco y en silencio.
1982