Que triste errar

Que fácil equivocar
al martillar
y destrozar material
sea madera, cristal
o el más duro pedernal.
Que fácil es repetir
hasta dar con el lugar
donde queremos clavar
y por fin acabar.
Pero si en lugar de clavo
se trata de un ser humano
que difícil reponer
y reparar lo dañado.
Es preciso aprender
De lo equivocado
para no tener que tropezar
y dañar al ser amado.
Es preciso perdonar y
también solicitar
otra oportunidad
para poder acertar.
Que triste errar,
pero que humano.
Aunque es mejor errar
que ser ‘herrado’.