Hay ángeles sin figura,
sin rostro, sin corazón,
hay ángeles en el cielo,
en perpetua adoración.
Hay ángeles en el fondo
pavoroso del infierno,
son ángeles del averno
en eterna condenación.
Pero en el mundo preciso
en que ahora nos encontramos,
tan sólo hay seres humanos,
con una sola excepción:
Hay un ángel, puro y bello,
de sin igual hermosura,
tiene de ángeles el sello,
la faz y hasta la figura;
de ángeles tiene el cabello,
la elegancia, la finura.
Son de ángeles sus palabras
llenas de paz y armonía
y es su voz la melodía
que transforma al alma mía
y la eleva en raudo vuelo.
¡Un ángel digno del cielo,
a quien dedico mi poesía!-
Eduardo Ritter Bonilla.