Querida vanguardista.

Sin querer padecí los avatares vanguardistas
de algún poeta que me sacó de mis lugares,
con sus frases punzantes y su pluma lista
para hacerme pensar el recorrer de mis males.
Chiquilla ausente! de las técnicas conservadoras
de la rima y métrica, del portal emocionado
me acallaste en palabras cual primerizo que explora
las entrelíneas ciertas del escrito animado.
Y hoy en la región de la lectura empedernida
donde suelen aparecer los efluvios encantados,
el leerte de esta forma, otro estilo de vida
se muestra ante mis ojos con ritmo apresurado.