Viento polar invernando en la azotea
en las tejas de la primavera
refugiándose en el albor de las tormentas,
en tierras comedidas más allá del edén,
sincopando al planeta pequeños seísmos,
yaciendo nuevas tierras.
Y el ojo de un huracán
tronando la calma en la falange de la soledad ,
cogiendo altura con los meteoritos
a la misma velocidad que la luz,
transportando misterio en colisión,
más allá de el universo
sus estrellas eclipsadas por un destello,
arropando al frío del agua
por la templada de un arroyo .
Dos labios juntos,
un impreciso segundo,
un suspense de fricción,
las alas del amor.