Querido Sandokán.

En tus islas de bohemia ensoñadora
donde esperas los barcos para el abordaje
la virtud se envalenta y te condecora
con medallas de lucha que hoy te traje,
y en cada filamento de tus tejidos
esos que me enseñaron a idolatrarte
parecen sus sueños aún dormidos
donde mece la calma por esperarte.
Tigre de la Malasia que a tus vientos soñadores
de truán sincero con códigos calendarios
tus hombres en mi ensueño supuran de valores
sin esperar el cambio de callar ante sicarios,
Y en tu espada de hombre, mitico y solitario,
de la risa afable y de las buenas compañías
pareces hoy en mi cuarto de infancia el estepario
audaz y querible compañero de mi vida.