Y camino de un lado para otro, con la ansiedad del condenado a la pena capital en el corredor de la muerte.
Muerdo mis labios hasta romperlos, muerdo mis labios hasta que sangran, a fin, de saciar en parte, mi sed de tu boca.
Insuflo gases toxicos a mis pulmones y muerdo las carnes rojas de mi boca, para acallar cualquier intento de gritar tu nombre, tu maldito nombre, tu bendito nombre.
Creo angeles de barro y los ato a tus sienes desde la lejania, exigiendo, paradojicamente a mis demonios que te traigan hacia mi, en este maldito minuto de mi soledad.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!