A partir de este momento
¡amor de la vida mía!
damos inicio a un sendero
en que el amor es lo primero,
nuestra fuente de armonía,
lo más puro y verdadero,
nuestro pan de cada día.
A partir del mismo instante
en que te dije que te quiero
más que a todo en esta vida,
con el ánimo vibrante,
con el alma a ti rendida,
desde ahora en adelante
es sólo tu pecho amante
mi refugio y mi guarida.
Afuera, prosigue el mundo
su caótico destino
de absurdas contradicciones;
aquí, en nuestros corazones,
es el amor más profundo
el que nos abre el camino
de todas las ilusiones.
Te quiero más que a mi vida
y, en mi vida, eres el cielo
que nunca había sospechado
que existiera, en realidad.
Es en tu amor y en mi anhelo
plénamente realizado,
en los que al fin he encontrado
mi razón y mi verdad.-
Eduardo Ritter Bonilla.