De rodillas sobre el ruedo, tal cual muere el que es bravío, quedo yo sobre mi sangre sin pudor ni desafío, cuando osas con tu astucia desvestirme en mi renuncia y me amarro a tus caricias sin pretextos si te anuncias. Quedo así cuál indefensa mariposa sin capullo, como fémina rendida a tu cuerpo y a tu orgullo. Me subyugas, me arrebatas, me encandeces, desbaratas, y me siento desvalida sin estirpe, desvestida... Y es que tú lo robas todo; mis suspiros, y en cerrojos me esclavizas y me enciendes, me idiotizas y me entiendes. Todavía me pregunto dónde estabas; todavía no concibo que me quieras como estonces te quería, y es que todo se revuelve en cuestión de corazones que se apagan y se encienden sin mostrar explicaciones. Por tu culpa estoy sintiendo en mi vida este tormento de quererte ciegamente sin ningún remordimiento, y que estás tú tan presente en mis ansias, y mi mente que te piensa y por pensarte se consume lentamente. Yo entre tanto le pregunto a quien pueda descifrar; si eres viento o eres cielo, si eres luna o eres mar. Mejor vivo este momento que arrebata mi existencia y me deja con vehemencia toda tu reminiscencia.
¡Qué arrebato de ternura y poesía! ¡Qué manera tan sublime de decir lo más bello sin menoscabo de la realidad!. Admirable y exquisita poesía escrita con pasión y dulzura, como se debe en los buenos modales de una refinada poeta, que vuela en las alturas de las palabras bien concebidas. Felicitaciones.