Siempre hay un tiempo para reir,
como un momento para llorar,
un tiempo para dormir,
como un momento para despertar,
un tiempo para trabajar,
como un momento para descansar.
Lo importante no es el tiempo
ni el momento para cada cosa,
si no el saber en que tiempo
y en que momento se valida
cada accion.
La vida en su constante correr
nos acerca y nos aleja de personas,
de lugares, de cosas,
aveces son perdidas,
que solo se pueden aceptar
cuando se decide a vivirlas.
En cada perdida viene algo
que la sustituye,
aunque siempre habra insustituibles,
una flor que se marchita
le da el paso a otra que la sigue,
perpetuando la belleza de la planta.
Las flores no se resisten a marchitarse
cuando es su momento,
los frutos no se resisten a caer
para convertirse en alimento
la semilla no se resiste a morir
para convertirse en arbol.
La luna no se resiste a dejarle
el paso al sol para que llegue el dia,
ni el sol a dejarle el paso a la luna
para que llegue la noche.
De la naturaleza debemos aprender
que todo fluye armoniosa y suavemente,
siendo lo que es en el tiempo
y en el momento que le corresponde ser,
sin resistirse a renunciar
lo que en el tiempo va a dejar.