Amor en tumba rosada

No es el amor lo que muere en la rutina,
nosotros mismo con falsedades de plata,
es nuestra hipocresía la que nos mata.
Sembramos fantasías para la sentina.
La realidad ya merodea en la esquina.
Amor; el frío de tu cuerpo te delata
en mí, el orgullo párvulo se planta.
Las dos soledades miran en la cortina.
¿Quién nos quita los sueños mas hondo?
La pregunta es como camino redondo
que me vuelve en la tumba rosada
donde veo tanta belleza adormecida.
La cuerda de mi garganta es embebida
como nuestros ojos en cada madrugada.
Autor: Alcibíades Noceda Medina