Un sueño, una ilusión óptica, una quimera.
Un desajuste en el tiempo, un llegar a últimas,
una estampa de gracia, un tren sin vagón.
Una lucha sin ganador, una pérdida absurda.
Términos que no llegan a la razón
que por sí solos son nimiedades,
pero que a veces, son un claro sentimiento,
que nos conduce durante un tiempo,
a ser el fiel reflejo de nuestro hacer.
Como el sentimiento de llevarse a remolque, a retrortero,
de que no tienes vida propia, que tienes que pedir permiso;
y tener fuerza para decir que no te den ilusiones,
que salga el tren sólo, que no quieres subir
y que no pretendes luchar sino salvarte.