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Ya se aguardan sus dias
Bajo un acecho celestial
Con devoción y fe,
deber y misticismo,
Aclamando al Salvador,
Que es divino y esencial,
Que es nuestro rey
fortaleza y cristianismo.
En los aromas su doctrina
Y en su pregon centinela,
Que va adentrando sus dias
Para donarnos consuelos,
Para forjarnos objetivos,
Reforzarzando los anhelos,
Entre mensajes y gozo,
Como pasiones y esquela.
Allí surgirán propósitos,
Las metas grandes de vida,
Recorriendo los caminos.
Con el cenit de la esperanza,
Acrecentados de fé,
para donarnos confianza,
Con una plegaria que cure,
cada mal y cada herida.
Proponernos existir
y convivir sin afanes,
Y una mirada que ensanche,
Rozagante en la delicia,
Cuando cada día nos brinde,
En su gran intensidad,
Ese consenso de ruegos,
Clemencias y aspiraciones.
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