Con paso letargado, caminaba. . .
Estaba siempre si rumbo,
Caminaba a paso suave, como el depredador león acechante,
Como iba a imaginarme que en un día común
La vana vida, recompensaría mi paciencia,
La joven idea de rellenar el vacio fue complementado.
Agradecido me asomo en el inmenso esplendor
Y al ver tus ojos, es como ver a la eternidad,
Es como ver un sendero inefable
Que terco reproduce esa bella sonrisa, que me alegra
Todas las penas, además de infundir razón de seguir,
Y hace que añore la silueta de ese rostro,
Del que una vez pude sentir su sedo,
Ese que ahora no puedo ver más que en mis sueños,
En mis sueños, pesadillas y memorias,
Solo es ella a cada rigoroso momento.
Volveré a contemplar aquella figura nuevamente
Pues convencido estoy. . .
Estoy seguro, aunque dudo.
Pero como puede ser que alejarme de ti, linda damisela
No he podido, si nos separa unos cuantos
Agonizantes kilómetros o posiblemente no.
Ahora te conviertes en un fantasma,
Un fantasma de quien su nexo es bienvenido
A quedarse, a abrigar los pocos momentos,
Que antes creí eran irrelevantes,
Pero en realidad son indispensables.
De ti no tengo ni una foto,
Solo un pequeño recuerdo en mi dedo anular,
El que material no significa mucho;
Pero igual tiene un inmenso valor sentimental.
cristopher antonio moraga
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16/02/10