Cuando te hayas marchado
para no volver mas,
te habrás ido tranquila,
sin dejar deuda atrás.
Porque entregaste todo
sin prometerme nada,
transformando mi noche
en eterna alborada.
Cuando cierres la puerta,
trás de ti al despedirte,
No voy a detenerte,
nada voy a pedirte.
Suspiraré profundo,
doblaré tu recuerdo;
Lo guardaré en el alma
para que no esté triste.
¿ Que mas podría pedirle
a esta efímera vida ?
Si me entregó la dicha,
que yo creía perdida;
Aunque hoy me la reclama,
con esta despedida.
Y en el solo del cuarto,
que compartimos juntos,
lloraré hasta que el tiempo
se desgrane en minutos.
Minutos sin segundos,
minutos asesinos.
Pero despues del llanto,
vendrá la luz mañana.
Para ver tu recuerdo
de una forma mas clara.
Y podré agradecerte
por la herencia dejada.
Me dejaste al marcharte
el color de los rios,
el susurro del viento
y tus versos.
Esos versos tan mios.
La luz de tu mirada,
y el placer de quererte,
se quedarán conmigo.
Aunque no vuelva a verte.