TE DIBUJARÉ

Te dibujaré entre las inquietas nubes,
en las limpias aguas del río
y en las tibias plumas de un nido.
Tu cuerpo muy junto al mío,
y en un descuido robarte
aquel beso por siempre suspirado.
Entre las hojas de un viejo libro guardado,
para saberte cerquita de lo más apreciado.
Te dibujaré en la tibia arena,
y donde no hayan cadenas
y donde no existan las críticas.
En la deslumbrante pupila
de un niño tierno e indefenso,
que se siente protegido por su mamá.
Jugando debajo de la lluvia
y en la bella gota del rocío
que tiembla y cae al vacío.
Te dibujaré mirando un arco iris
y en la copa del dulce vino
y en las noches largas de frío.
Caminado justo a mi lado,
partiendo sin rumbo fijo
y sonriendo sin tener motivos.
En toda llama encendida,
sobre una cama desaliñada
y en la húmeda y verde pradera.
Te dibujaré entre la espuma del mar,
entre las estrellas brillando
y muy junto a mí volando.
Profundamente dormido,
resignándote a que te mire en silencio
y embriagándome de ti a mi antojo.
Junto a los colores en el horizonte,
debajo de un cielo límpido
y junto a la sombra de un río.
Te dibujaré con alas del picaflor,
con el aroma del jazmín en flor
y con la ternura de una caricia apurada.
Con desespero del hombre que huye
con justicia en la piel, buscando la paz
y sabiendo de grandezas y contradicciones.
Hablándome tiernamente al oído,
con el dolor de una despedida
y con la brisa en una playa solitaria.
Te dibujaré tratando besar la luna,
tirado en el piso sin horarios ni calendario,
y decidido buscándome entre la gente.
En las madrugadas frías,
con el aroma del pan caliente
y en el murmullo del mar bravío.
En la belleza de un amanecer,
en la mesa y en la leche fresca
y en el agua de la ducha tibia.
En la calma que deja una sonrisa,
en el vuelo de un ave sin prisa,
y en el corazón de un amigo fiel.
Te dibujaré con la grandeza del atardecer,
llegando tarde a la sita pero con vida,
y en la ternura de un roce sin querer.
Despertándote alegre con un nuevo día,
y tan fuerte sin olvidar lo tierno,
y muy salvaje perdiendo el control
y tan ingenuo pidiéndome perdón.
Viéndote calmo en medio de la tormenta,
besándome dormida sin ningún regaño,
llenándome los oídos de dulces armonías
dejándome indefensa y feliz todo el día.
Te dibujaré pidiéndome todo con un abrazo,
besándome en la boca sin saber porque,
llegado escondido para sorprenderme
repitiendo palabras hasta enloquecerme.
Sosegada tu cabeza en blanda almohada,
buscando el sigilo en un día agitado,
regalándome un trébol de cuatro hojas,
levantándote victorioso de una caída
y tan fuerte como el primer día.
Te dibujaré juntando todo lo bello,
eligiendo todo lo misterioso
y concluyendo en algo inexplorado.