Mi vida,
campo inmenso,
encrucijada de senderos,
laberinto de caminos,
horizontes encubiertos.
Podría seguirlos todos,
recorrer el mundo entero,
llenar de pasos sin rumbo,
todos y cada uno de ellos.
Podría alcanzar las cimas
más altas del universo,
y olvidarme del pasado
recordando lo más bello.
Podría hacer de mi vida
un cuadro de mil colores,
donde el lienzo se pintara
sin reservas, sin temores,
sin nada que me coartara
hacer lo que yo quisiera,
sin nadie que me prohibiera
vivir una vida plena.
Podría hacer de este mundo
la locura más inmensa,
pensando que en unos años
del hombre ya nada queda.
Pero renuncio a la vida
por alguien que ella me ha dado.
Por eso si tú estás cerca
¿Qué me importa que encierren
en un campo con fronteras?.
No me importa no seguir
los caminos de la tierra,
si al seguir solo un camino
tu mano es mi compañera.
¿Y que importa que la viva
con los ojos bien cerrados?
si al cerrarlos cada día
tus ojos me están mirando.
Renuncio a todo por ti,
y que piensen lo que quieran.
A veces las cosas grandes
suelen ser las más pequeña.
Tú que eres un punto débil
entre fuerzas que me aprietan.
Tú que eres una sombra
que apenas si se revela.
Tú que nunca me das nada
aunque yo te lo pidiera,
pero sin date cuenta,
tú eres alma, vida y tierra;
tierra para seguirla,
alma para venderla,
y vida para vivirla
amando cosas pequeñas.