Eres raíces secas que se esconden bajo la tierra sin vida,
Una hoja marchita que se desprende de su árbol en otoño
Que vuela solitaria meciéndose en el viento,
Aceptando desde el principio recibir la muerte en la tierra.
Eres el tiempo que pasa lento sobre un dolor,
El letargo de las horas, cuando el cansancio pesa sobre los hombros.
Como la luz de una vela, la vida te le escapa lentamente,
Esperando resignada, como la oscuridad cubre tu existencia.
Estas condenada a la eterna melancolía de tus recuerdos,
Donde en cada hora pasada, las cosas pudieron ser mejores.
No existe ni siquiera una minúscula luz de esperanza,
Que alumbre la sombra que cubre tus pasos perdidos,
Esperas sola en el rincón más frio del olvido,
El descanso inerte del eterno dormir.