Esencia Traviesa

Yo estaba sentada con mi soledad

Y buscando en los escombros de mis recuerdos, encontré un bonito pensamiento. ¡Éramos Tú y Yo! ¡Sentado bajo la noche serena! ¡Yo tenia solo quince! Y tu, un poco mayor. ¡El aire, era nuestro! El viento marino, acariciaba nuestros rostros e hicimos de algo tan simple ¡Un momento inolvidable! La brisa, ¡Esencia Traviesa! Que jugaba con mi pelo. Tus manos, objeto divino, que delicadamente, acariciaba mi cuerpo. Tus labios, manzana rosada, que invitaban a besar Y mi cuerpo, tentación irresistible… Incapaz de sus emociones canalizar.

Si… ¡Éramos solo Tu y Yo!

La luna roja, como testigo y como jueces, el mar y la noche serena.

La inocencia, enterrada entre la arena quedo Y nuestro amor, esencias nuevas a nuestras vidas le dio. Una vez terminada la magia, estaba llena de miedo, pero la calidez de tus manos y la intensidad de tus palabras, suministraban una dosis de esperanza y sobre todo de confianza… Porque nada mejor. ¡Que haber dejado de ser Tú y Yo! ¡Para ser nosotros!

Quinces años han pasados… Las llamas ardientes y la magia divina, que aquella noche de locura, unieron nuestros cuerpos e incendiaron nuestra pasión, se mantienen vivas y más ardientes que nunca. Ni la distancia ni el tiempo, ni los percances vividos, han podido apagar, la llama que se encendió aquel 22 de octubre, de la cual la luna roja, el mar y la noche serena, fueron jueces y testigo.

©MariLeonor Bonilla T.

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