Yacente sobre mi lecho estoy,
próxima la muerte me acecha,
de este mundo pronto ya me voy;
ya consumí toda mi mecha.
Cuatro angelitos guardan mi cama;
uno en cada esquina,
en cada cirio arde una llama,
en cada suspiro se me va la vida.
El tiempo avanza inexorablemente en mi tiempo,
quisiera detener del reloj su movimiento,
cada segundo es un paso más
que me aproxima a la oscuridad
de una dimensión ignota,
que me acerca a la verdad
sobre la existencia de las personas
y, es por ello que, aunque apenado,
sé que muy pronto descubriré
el enigma del ser humano.
¡Oh,morir con fe apacigua el alma,
vivir con ilusión y esperanza
nos enseña a dejar este mundo
con más dignidad y templanza!.