Si las estrellas hablaran
y contaran lo que ven,
serían los más bellos cuentos,
que nadie puede componer.
Llenos de verdad y ternura,
de seres que bajo la luna,
dejan escapar toda su dulzura,
sin reservas ni cordura alguna.
Encuentros entre luceros
que iluminan las veladas,
de aquellos que emocionados,
no quieren perderse nada.
Y cuando empiezan las tonadas,
de molodías de vientos sobre la arena,
es incomparable lo que se siente,
describirlo, sería toda una faena.
Y así perdidos en la refrescante noche de estrellas,
las palabras ya no hacen falta,
la historia ahora se escribe,
entre él y ella.