Hoy te recuerdo en una brisa de otoño,
las calles se hacían senderos abiertos
envueltas en poesías de aromas diversos.
Mi alma se desliza para llegar a tu centro
y en mi memoria, atajos de alma yo tengo
frenando mi aliento, robándome brillo,
matándome lento. Y todo revuelto
se escribe en mi historia. Senderos del alma
golpean mi pecho, yo miro de nuevo,
la brisa opaca no me deja verlo.
Te haces de sombra, de noche oscura,
de frío de invierno y rumor de viento.
Pero ya eres sombra de una viva luz
que mis ojos apuran por ver de nuevo.
Y aunque distante me piden un verso,
agudo y sutil, les doy lo que quiero;
y luego al rumor del silencio, despierto.