RECUERDOS

“No te mires al espejo…”

Pero aunque no me mire

el paso de los años no se niega.

Tal vez, aún cobije  en mí

la muchacha soñadora de otros días,

como vive en la silueta de la que alguna vez

fuera tu casa

el recuerdo de tu rostro

y de tu risa.

Esa risa que es la misma de ahora

como idéntica es mi voz en la distancia.

Puede ser que el implacable tiempo

dejara atrás los jóvenes que fuimos;

que los proyectos que con pasión

cumplimos, no se parezcan;

que nos amen otros hijos

y otros nietos;

que las voces del entorno sean distintas;

contemplemos otros cielos

y desandemos el polvo de distintos suelos.

Una distancia de medio siglo nos separa

pero seguimos vivos…

y, de algún modo, somos los mismos

adolescentes locos

que caminaban las calles de este barrio

en el que yo aún respiro

y permanezco.

Miro mis manos,

antes cálidas y ahora tibias,

en las que el mapa de la vida

ha dejado su red de cicatrices

y me rodeo tiernamente

con mis brazos

agradeciendo a la vida

este soplo de frescura que me invade

desde la memoria nuestra

abrazando al amigo que regresa

con la nostalgia de las cosas bellas.

Tienes razón.

No son necesarios los espejos

cuando al corazón lo besan los recuerdos

Haydée Norma Podestá

Fisherton, 30/8/16