Reencuentro con el pasado en el presente

Volviste, de distinta manera, con otras palabras, con otro acento, pero estabas ahí.

Tocar tu cuerpo, sentir tu aliento,

abrazar tu calor que me envenena.

Condenarme al recuerdo de un beso imaginario;

Soñar que me toca tu existencia.

Amarrarme a tu espacio sin tiempo,

sin esperar nada, sin que se diluya tu mirada.

Tus cabellos, la voz sin sonido.

El sentirte mio por un segundo, en el momento.

Solo un momento la dicha de tus brazos, de tu esencia;

después, la nada.

El tiempo distante.

Los ojos que gritan, que gimen.

El cuerpo alerta de amor y deseo.

La dicha que se merma.

El día que corre como avispa,

que me aguijona el alma,

Que me deja con ansias de ti.

Piso el suelo con mis ganas,

no puedo, me desespero.

Suspiro en soledades...este dolor, que a veces

es un latido; otras, una eterna melancolía.

¡No sé si pasará!

Nada del fin me gustaría,

nada que contenga despidos y sonrisas.

Nada de adiós, sino un presente continuo.

Cierro los ojos y espero a que pase,

solo algunas heridas y pasará- me digo-,

solo algunos llantos que nadie oye…

porque están adentro,

porque nadie sabe, nadie entiende…

Y sigo en las sombras,

Seguiré en las sobras por ti,

Teñiré mi corazón de agrado,

aunque ensangrentado de mañanas que no llegan,

de prórrogas perpetuas,

de esperanzas inacabadas:

donde el sol ya no tiene lugar,

donde no hay futuro ni paz,

solo distancia, olvido…

Y un hondo sonido en la distancia:

un mí sin ti,

un absurdo.

La elegía de un tiempo que no llegó: el amor.

¡Cállate mundo!, no digas nada…

Que el amor tiene matices en la soledad de esta madrugada.

Para L.B.