Tu pecho

Tu pecho...
Duplicidad emergente de tu ser
que inspira mi soñar más simple,
división coherente de dos mundos afines,
cimas que se repliegan a mi contacto,
duo de remotas estrellas refulgentes,
frescor elemental de ácida manzana
que refresca la sequedad de mis labios.
Tu pecho...
Alvéolo breve, empequeñecido
por el grosor de tu pezón erecto,
hermoso, tierno, pujante signo
que me induce a morder tu carne,
alimento de mi boca huérfana,
pasión tardía que me recobra el ánimo,
que me retrae a la más pura esencia.
Tu pecho...
Pequeños mundos de una geografía plana,
hendidura central donde sumerjo mi sexo
en las concupiscentes noches de plenilunio.
Andén en el que espero impaciente
el tren que me lleva a tu deseo salvaje,
connotación de tu cuerpo, alimentado
por la pasión que despierta mi llegada
en tu sexo, que precisa de mi sexo,
en tu alma, precisada de mi alma.
Tu pecho...
Turgente curvatura,
ondulante cordillera
barrida por el viento
de mi deseo más puro,
desatomización interna,
manjar compartido
con el resto de mi cuerpo,
convergencia anímica
con mis vivencias pasadas.
Tu pecho...
Pareado de curvatura llana,
ensueño solo correspondido
por mi pecho que te sueña,
estrofa semi interrumpida
de un verso en la distancia,
latír de tu pecho desnudo
en la desnudez de mi pecho.
Tu pecho...
¡Ah niña, tu pecho!...tu pecho mio,
balanceo de perturbador efecto,
analítica visual hipermétrope
cuando, a horcajadas sobre mi sexo
el pezón enhiesto busca mi boca
anhelando la caricia de mis dientes
mientras posas tus ojos sobre mis ojos
y, sabiendote dueña de mi deseo
una sonrisa pícara ilumina tu cara.
Tu pecho...
Emulsión manifiesta de tu sentir,
arrítmica resonancia en mi mirada,
ojo trémulo trás la pestaña espesa,
afinidad palpable con mi deseo
de iniciación en el conocimiento
del resto todo de tu cuerpo mio
que espera la caricia que calme
su ansia..., su temor..., su vacío...
Tu pecho...
Diana de los suspiros de mi sentir,
avanzadilla de rosáceo pezón
que muestra alegre su deseo,
florecillas bañadas por el rocío de mi mirada,
curvatura que da forma a mis manos
para acunar en ellas su turgencia,
mis manos...olvidadas de caricias
hasta conocer el tacto de tu pecho.
Tu pecho...
Madrugadora esencia en mis mañanas,
música asincopada de sonar incierto,
desorden elemental de mis sentidos,
sueño cuya fragancia me recuerda
el olor de un pastizal recién cortado
que lacera el alma con el recuerdo
de tantas amarguras a mis espaldas.