Resignación ...

Sólo Tú, Señor, conoces los caminos
que nos llevan a la gloria
mediante la evolución
y madurez de nuestras almas.
Son tuyos nuestros destinos
como tuya es la conciencia
que habita en nuestro interior.
Comprendes mucho mejor
lo que más necesitamos
y aún cuando te rogamos
con necio afán otros bienes,
nos das lo que más conviene
a nuestro torpe y fatuo "yo".
Tú eres Amor perfecto
y cada hijo es predilecto
en tu infinito corazón.
Tú sabes bien la razón
de negarnos ciertas cosas
que serían más dolorosas
si acaso las concedieras;
(como si no conocieras
mejor que nadie en la vida
lo que nos causa una herida
y lo que es una bendición).
Tuyo es, Señor, el poder
sobre la vida y la muerte;
Tú sabes que no es "la suerte"
la que decide la dicha
de ser, de amar, de vivir.
Tú sabes el porvenir
de cada ser y criatura
que habita en el universo
y es en vano el torpe esfuerzo
de pretender imponer
nuestra voluntad mundana
sobre Tus Sabios Designios.
Si el sol sale cada mañana
brindando sus beneficios
a justos y pecadores
con sin igual providencia;
perdona, pues, mi inconciencia
de criatura caprichosa
que a los placeres se aferra
con indómitas pasiones.
Con renovada humildad
me inclino ante Tu Bondad
tan pródiga en bendiciones.
¡Hágase Tu Voluntad
en los cielos y en la Tierra!-
Eduardo Ritter Bonilla.