A ti, hermana MERCEDES,
a quien Dios, regaló alas,
a ti que nos dejaste sumidos
en la tristeza y desesperanza.
Volaste prematuramente
a las alturas del cielo
dibujando corazones rotos
y lágrimas junto a los luceros.
Núnca te podremos olvidar,
grabada a fuego estas
en nuestras almas,
tu recuerdo permanecerá
en nuestros corazones
y por nuestras mejillas
rodarán las lágrimas.
Sembraste en nuestras vidas,
ternura, amor y cariño,
ahora recojes óraciones y lágrimas
porque te has ido.
Serás el lucero que alumbre
por siempre nuestro camino,
serás el angel que vele,
por nuestro futuro y destino.
¡ Nunca te olvidaré, MERCEDES !
Emilieta.