Revelaciones ...

He pasado muchos años
(demasiados, pienso yo)
guardando cauto silencio
"por el bien de mi nación".
Callé bajo juramento,
por mi patria y por mi honor,
pero finalmente entiendo
que callarme fue un error.
Mi nombre no es importante
(aunque sea muy conocido)
pero sí importa el mensaje
que quiero dejar al mundo
antes de que haya partido.
Ya estoy viejo y muy cansado
y debe ser divulgado
aquello que yo he vivido.
No debo guardar más tiempo
aquellas cosas que pienso
que se deben difundir
ampliamente entre la gente;
considero que es urgente
reconocer la verdad
y descubrir el misterio
que se ha querido ocultar.
Soy piloto retirado
de aviación, en la Naval;
después fui seleccionado
para el programa espacial.
En la NASA fui entrenado
como astronauta formal
y en la Luna he caminado
(¡eso fue sensacional!)
Pero no es de mí, señores,
de lo que me urge hablar;
de mis vuelos, los honores,
ni de mi hoja de servicio
en mi carrera militar.
Hay cosas muy superiores
y de vital importancia,
que fui obligado a callar.
Primero fue el incidente
en el espacio exterior
en un vuelo de rutina
(aquello fue aterrador):
desde la cápsula en vuelo
pudimos ver ese brillo
sobre lo negro del cielo
¡era un enorme platillo!
Nos escoltaba en silencio
siempre a distancia prudente,
mediría cincuenta metros,
de un metal luminiscente;
después de algunos minutos
y sin esfuerzo aparente
aceleró y se hizo un punto
fugaz y resplandeciente.
Fue mi primera experiencia,
indiscutible y personal,
que me indicó la presencia
de una ajena inteligencia
y superior tecnología
en la noche serena y fría
de nuestro vuelo espacial
(aun perdura en mi conciencia).
Pero aquello no fue nada
comparado con el hecho
que me marcó de por vida
y cambió mi forma de ser;
esto sucedió en la Luna,
experiencia cual ninguna,
casi tres años después
(parece que fuera ayer).
Habíamos alunizado
en esa misión "Apolo"
(la última del programa)
y todo lucía normal
en medio de lo grandioso
de un paisaje sin igual;
entonces, llegaron "ellos"
y quedé paralizado.
Hay cosas que, sólo al verlas,
nos llegan a convencer:
aún no logro comprender
por qué no llevaban trajes
ni cascos presurizados;
se veían despreocupados
sonriéndonos amigables,
respetuosos, muy amables.
Después de un saludo breve,
nos comenzaron a hablar
directo a nuestros cerebros,
de un modo muy singular.
El mensaje que nos dieron,
prolijamente explicado,
fue para nuestro gobierno
y quedó memorizado.
En síntesis, nos dijeron
que no debíamos estar
en la Luna todavía;
que no se nos permitía
por el espacio viajar
y nos dieron el motivo:
el estado aún primitivo
de toda la Humanidad.
Nos dijeron que el derecho
de viajar hacia otros mundos,
lo debíamos de ganar
sacando de nuestro pecho
todo sentimiento inmundo
y aprendiendo a respetar,
con pensamiento profundo,
la Vida y la Libertad.
Que todo el Cosmos se rige
por Leyes Universales,
y la primera es AMOR
a toda forma de vida
en los espacios siderales;
que aprendiéramos a Amar,
antes de continuar
nuestros vuelos espaciales.
Aún dijeron otras cosas
relativas al futuro
inmediato de este planeta,
pero aún no está maduro
el cerebro de los humanos
para conocerlo todo,
y yo no debo mencionarlo
de forma tan indiscreta.
A partir de esa experiencia
trascendental en mi vida,
fue que renuncié al programa
de exploración espacial.
Así, abandoné la NASA
(y mi carrera militar)
decidí quedarme en casa,
en un ambiente familiar.
Como ya todos sabemos,
se suspendieron los vuelos
y los viajes a la Luna;
y se cambiaron los planes
de la "conquista lunar"
por otros, más moderados,
de construcción en el cielo
de una base en pleno vuelo:
una Estación Espacial.
Los principales gobiernos
del mundo están enterados
de que hay "alguien" allá, afuera;
y han recibido el mensaje
de que no es lícito el viaje
más allá de nuestra Tierra,
en tanto no haya abolido
la Humanidad odio y guerra.
Mas no quieren admitir,
enfermos por su soberbia,
el mensaje transmitido
de aquellos Seres de afuera,
por medio de mi persona.
Se me hizo guardar silencio
y quedó bajo juramento
sepultado mi secreto.
Hoy quebranto ese silencio
que siento que es ilegal,
un silencio criminal,
cuando ya me acerco al puerto
de mi destino final;
no quiero acabar mi vida
sin antes haber hablado
con toda sinceridad.
Es necesario que el mundo
conozca la realidad:
¡que sí hay VIDA EXTRA-TERRESTRE!
¡que hay OTRAS RAZAS afuera,
con más tiempo y experiencia
y que no buscan nuestro daño.
ELLOS son nuestros hermanos
y, si es notable su ciencia,
lo es (mucho más) su bondad.
Son Seres muy superiores
y están "ahí" por nosotros;
no pretenden sojuzgarnos,
invadirnos, explotarnos,
como sostienen, perversos
políticos sin entrañas;
ELLOS no son "alimañas"
de apariencia repulsiva.
Son COMPLETAMENTE HUMANOS
y más evolucionados
en el plano espiritual.
Están listos para darnos
sus consejos y ayudarnos
en un momento especial,
de crisis, en nuestra historia,
sin buscar fama ni gloria,
ni mérito personal.
Se vienen tiempos muy duros
en la historia del planeta
y debemos estar alerta
en el momento final.
Son ELLOS quienes lo saben
y nos quieren ayudar;
en ELLOS está la clave,
no lo debéis de olvidar.-
Eduardo Ritter Bonilla.