Sin rumbo hacia el tiempo de la nada,
me detengo, miro el reloj, y luego vuelvo,
no encuentro salida, ni desasosiego al perderlo,
vivo de las sombras y a veces de los sueños,
más no quiero pensar en los deseos,
pués sucumben inequívocos al mero infierno.
Si entre sollozos, grito tu nombre al viento,
será porque algún día te eché de menos,
sin apenas recordarte,te clavaste en mis adentros
y con la espada de tus lágrimas, de frío acero,
heriste mi corazón, mi alma y mis sentimientos.
Y si no lograste amarme, por esconder tus miedos,
ni pensarme enloquecido entre tus silencios,
entonces, es que no existí en ningún momento,
fuí oasis en tu boca, y dulzura en tus tormentos,
penumbra en soledades y luz en tus imperios,
dejando mi tristeza, entre muros de mil deseos.
Y entre las manos se me escapan los días enteros,
sin volver la vista atrás, sin poder entenderlo,
dejando de nuevo mi destino entre sus recuerdos,
derrotada, y tal vez cansada por no tenerlo,
y cada vez más alejada de una canción sin dueño.