A diario, cientos de personas me cruzan,
no sé que tienen puesto ni que usan,
no tienen rostros, a veces me tropiezan
distraídos, ellos mi visión obstaculizan.
Nada me importa, estar a tu lado prefiero,
al diablo todo, también el maldito dinero,
amor no te rinda no busque asidero.
Por querer me muero, pues amor te quiero.
Hay tiempo y un mar que nos separa,
también la cobardía que desespera,
el espacio es un cielo azul de doce horas,
pero la fe en la amada ya se aminora.
El mundo no es nada sin tu amor,
mi alma mi cuerpo necesita tu calor,
por favor tengas paciencia y valor.
Tu ultimo soneto me mata de dolor.
Autor: Alcibíades Noceda Medina