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Poema
Categoría: Soledad

ROMANCE MORUNO

-- ROMANCE MORUNO -- I ¿Por qué no lloráis, campanas? ¡Campanas!... ¿por qué calláis?. ¿No contempláis el dolor que a este corazón devora y el odio y el amargor que invade a esta mujer mora en cautiverio y burlada de un cristiano burlador? ¡Acompañe vuestro toque al eco de mi dolor!. Marchaba yo caminando, caminito de la mar, en una mañana fresca, la mañana de San Juan. El trote de un corcel blanco oigo de lejos llegar. Caballero en su caballo, un muy hermoso galán. "¡Cristiano es el que os saluda, Dios os guarde hija de Alah!" Y apeose el caballero sin dejarme de mirar. "Mora de la morería, ¿quieres conmigo casar?. Allá arriba en las castillas, tengo un castillo condal, tú serás la castellana de mi castillo feudal. Tus labios sobre mis labios mil rosas florecerán. Las almenas en silencio nuestro amor custodiarán." "Yo soy mora y tú cristiano, contigo no puedo estar, un mismo manto a los dos nunca nos abrigará." "No temas, mora preciosa, Alah nos bendecirá." Y marché con el cristiano - cristiano pero falaz -. Después de verme burlada, de sufrir y de llorar... ocho meses en su cárcel del castillo llevo ya. Sin honra, sin un cariño que alegre mi soledad. ¿Por qué no lloráis, campanas?, ¡campanas! ¿por qué calláis?. ¡Es cristiano el campanero! ¡Mal hayas, torre condal!. II ¡Campanero, campanero! ¿por qué no echas tus campanas a volar?. ¡Que repiquen los badajos contra el bronce de esa campana condal!. Nació en una noche negra, un clavel de mis entrañas, nació y le tengo en mis brazos, mi cara sobre su cara. Carita blanca de perlas como la nieve sin mancha. Sus manos son de topacio y las uñas son de nacar. Los labios... dos clavelinas que le nacieran al alba. Su frente es oro y marfil, sus sonrisas son de plata. Yo aprieto contra mis pechos al fruto de mis entrañas. Mientras tanto, campanero ¿por qué no echas tus campanas a volar? ¡que repiquen los badajos contra el bronce de esa campana condal!. Ya no me amarga la cárcel, la oscuridad y la sed, ¡que todo se ha iluminado desde que apareció él!. Se ha hecho un palacio mi celda, almibar se ha hecho la hiel, siento calor en mis labios y otros labios en mi tez. Luce de nuevo mi vida fulgores de amanecer. ¡Campanero?, ¡campanero!, ¿por qué no echas tus campanas a volar? ¡Que repiquen los badajos contra el bronce de esa campana condal!. Sólo esta idea me aterra... que este hijo de un infiel pueda saber algún día que su padre fue... quien fue. ----------
Datos del Poema
  • Código: 284019
  • Fecha: 20 de Diciembre de 2006
  • Categoría: Soledad
  • Media: 5.99
  • Votos: 90
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,444
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: José María Hernández
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 14 de Diciembre de 2006
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