Amor callado ...

Aunque nunca te lo he dicho
y nunca lo dirá mi voz,
sabes muy bien lo que siento
por tí desde aquel momento
en que descubrimos los dos
la igualdad de pensamiento
que nos une, y el tormento
de este cruel impedimento,
de esta situación atroz.
Eres la tardía respuesta
a mis plegarias en silencio,
pero no sabía que el tiempo
acabaría por contestarme,
y me apresuré al casarme
con una mujer como esta
que ahora existe entre tú y yo.
Ya es inútil, al presente,
el querer dar marcha atrás;
dos retoños y un hogar,
nueve años de casados
y una vida conyugal
no se pueden ignorar,
ni la ilusión de una esposa
que a diario me da, animosa,
todo lo que puede dar.
Entre ella y yo hay mil cosas
que hemos vivido en pareja,
son verdades dolorosas,
pero yo no tengo queja
ni pretexto de dejar
sus sueños en desamparo;
(me está costando muy caro
no haber sabido esperar).
Sé muy bien que tú me quieres,
que soy "el hombre en tu vida",
y de todas las mujeres
eres tú mi preferida,
la que me asignó la vida
para saborear las mieles
de una ilusión compartida.
Pero el destino ha sellado
para siempre mi camino:
sigo siendo un hombre honrado
y yo nunca le he fallado
a la que me había entregado,
confiada, sus sentimientos,
su lealtad y su destino.
¡Amada mía! lo siento,
por mucho que pase el tiempo
nunca te podré olvidar;
pero debo continuar
aquello que había empezado:
ya soy un hombre casado,
tengo una esposa y dos hijos
y no los puedo dejar.-
Eduardo Ritter Bonilla.