Que daría por amarte!

Donde no me llamen mis ángeles dormidos
y el crepúsculo anide sus dones pasajeros
donde esten los dioses de la vida y el olvido
y en cada segmento de un límite verdadero.
Donde acabe el día y la noche se asemeje
al cristal oculto de vertientes paseanderas
donde no se rocen los lirios y te dejen
callar eterna cual silencio te desvela.
Donde no quieran mis gnomos insolentes
verter su furia en los ojos y segarte
donde todo sea una realidad transparente
y todo aquello que daría por amarte.