Sabrás que te quiero...

Sabrás que te quiero,
en la forma mas callada y menos prevista.
Sabrás que te quiero,
en el silencio de este amor calmado.
Sabrás que te quiero,
por mis mil “te quiero” jamás olvidados.
Sabrás que te quiero,
cuando me recuerden con tanta ternura.
Sabrás que te quiero,
cuando de mis labios retornen solo bendiciones.
Sabrás que te quiero,
cuando de noche pienses que no estoy a tu lado.
Sabrás que te quiero,
por los días de silencio,
con mi pensamiento te envíe
un tímido TE AMO.
Sabrás que te quiero,
cuando mi voz calle y mis adentros les grite que les amo.
Sabrás que te quiero,
cuando sin decir adiós me aparte con una tímida sonrisa.
Sabrás que te quiero,
cuando pase el tiempo y noten que me he marchado de la vida.
Sabrás que te quiero,
en la agonía de la espera eterna.
Sabrás que te quiero,
cuando noten que siempre estuve a sus lados.
Sabrás que te quiero,
cada vez que en silencio vean mi poema.
Sabrás que te quiero,
cuando sientan que serán mi alegría y mi más honda pena.
Sabrás que te quiero,
cuando en el mas placido sueño.
De nuevo yo llegue hasta allí
y en un leve eco vuelva a decir un tímido y fuerte:
"Te quiero"
-o-o-o-o-o--o-o-o-o-o-o-o-o-o--o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Con mucho amor dedicado a ustedes muchachos y muchachas, hijas de mi apreciada Nayma Parra, ya se marchó cerró sus ojitos para descansar, segura estoy que ella siempre les acompañará en sus almas, y ese amor que le otorgaron sus últimos instantes será eterno, los admiro y merecen mi eterno afecto y mi eterna gratitud por la enseñanza de amor que aprendí, amor derramado a un ser indefenso y digno de amar, vuestro apoyo a vuestra madre fue ejemplar y Dios "Jéhova" les recompensará, la gratitud y la satisfacción que deben sentir les sustentará en la ausencia de quien fue una madre ejemplar.
Pido para ustedes mil bendiciones para sus amados hijos. Que hermoso amor el que ustedes me mostraron. Una enorme enseñanza de vida nos dieron y quizás ni se enteraron de lo hermoso que fue verlos en su último lecho derramando un manto de amor, de bendiciones y de hermosos gestos hacia ella, bendigo la existencia de vuestra madre y la de ustedes sus hermosos hijos. Que felicidad siento el haberlos conocidos y que Dios me halla permitido vivir esos instantes, compartiendo sus últimos suspiros. Con mucho amor mis chiquillos, les amo y les amaré por siempre.
María Ysabel Camacaro Viernes; 05 de Mayo de 2012