La sala de luz tenue nunca se cierra con llave porque sabemos de antemano que el hermano llega en cualquier madrugada, que papá pasa antes de ir a casa, que el recuerdo y el aroma del barrio, del ausente, del presente, de la cama del atril o del vino duermen en la misma esquina esperando la oración que los convierta en verso... Y... En ese entorno, aroma de café envuelve, algún niño solloza y otro dormita. Alrededor de la mesa tres poemas se conciben a fuego lento, se repasan se corrigen se disfrutan se archivan estancados y salen otros de una carpeta vieja con una idea aún borrosa... Vida propia tiene mi sala de luz tenue.
Esperando la oración que los convierta en verso un gran escrito muy bien SERGIO