La noche fría avanzaba…
bailabas, te divertías,
tu presencia él no notaba,
entre muchos confundías.
Pasó un buen corazón
y la mano fría extendió
no para pedir compasión…
En ese instante te vio.
Consigo arrastro la corriente
llenándote de calor y ambiente:
una tierna mirada,
una bella palabra,
un galante giro,
un hondo suspiro,
unas gracias sinceras,
un adiós si partieras.
En algún instante,
su piel a tu piel
beso con sabor a miel,
no siendo su amante.
¿Por qué te escribe?
Por que hay un motivo…
Saber que se vive,
¡Que mejor incentivo!
Tu sincero corazón grande
solo amar has aprendido
a aquel que es tu marido,
y a tu lado… ¡al infinito ande!