La confianza quedó en sombras
donde ya no había farolas
ni estrellas, ni lunas, ni odas.
Llovía sobre la acera,
en la mano una copa
en el fondo vacía y sola.
Había, si es que lugar hubiera,
remilgos, caricias, abrazos
y un beso, un beso muy largo
de esos que dejan sin aliento
no tan suave como el primero,
pero largo, cual mes de enero.
Él, más se acerca y tú, juegas
con tu osadía impermutable.
Jugar por jugar.
¡Que estrés! no domar
la calentura indomable
de quien no sabe lo que hace
pero si quiere que lo sepas
¿qué va ha ser? ¿no lo sabes?
¡descarado! va al ataque.
¡menudo contratiempo!
bifurcación de necesidades:
Tienes el cuerpo ardiendo
y heladas tus verdades.
¿Dónde estás?
rebelión de vanidades
disyuntiva moratoria
no tener dificultades
para tocar la gloria
¿y qué hacer?.
¿dejarte llevar?.
¿frenar sus modales?.
Ya te gustaría a ti
que la luna aconsejara
¿qué hacer en este instante?
donde eres una…
una, algo distante.
Los besos sin emoción
que raros son.
-¿Me llevas a casa?
otro día si acaso-
¿No es eso lo que querías?
¿que te haga un poco más de caso?
-Claro, ahora mismo te llevo.-
Si ahora va a resultar
que es todo un caballero
no un simple caradura
y si has de poner un lunar
o algún pero es, sin duda,
su mástil siempre erecto
loco por fondear
mar adentro.
Su mirada cristalina decae
hacia tus labios cerrados.
Te gustaría abrirlos…, no es tarde
Su perfume, sus ojazos.
¡Hay! Qué suplicio
no estar en la onda
ni llevar el vicio
a buenas horas
así de cosido
como los hombres
su ley, su pergamino.
-Gracias por todo.-
Se despide la bruma
ahora es todo mas claro.
-Si quieres mañana
te espero a la una
y comemos juntos.-
de tus ojos, de tu boca
de todos tus mundos.
Mucho mejor, llegas a casa
descansa tu alma, tu mirada
que ya no esconde emociones
donde solo hubo complicaciones.
Mañana será otro día:
la espera, sus ojos
tienen protagonismo
donde solo habían rastrojos
ahora puedes verlo
tan real, tan bonito
poder echarle de menos
esta fría noche…
y las que hay hasta el infinito.