¡Qué grande y sabio es Alá
en su infinito poder!:
No solamente te ha creado,
enalteciendo con ello,
del mundo, a toda mujer;
sino que, además, me dio
como inmerecido premio,
el enorme privilegio
de llegar a conocernos,
como un mágico adelanto
de lo que voy a encontrar,
más tarde, en el paraíso.
Se diría que Alá no quiso
hacerme esperar ya más,
entregándome el hechizo
de tu celestial persona;
tu mirar, tu voz, tu aroma,
no los borraré jamás
del fondo de mi memoria:
En ti se encuentra la gloria
representada en el brillo
de tu amado corazón;
¡Tu has excedido, con creces,
mi más excelsa ilusión!
En ti resumió el Creador,
con su gran sabiduría,
de las aves la alegría
y del sol el esplendor,
del verano su calor
y de la nieve, suave y fría,
la fresca y dulce armonía
para templar mi fervor.
De la paloma el amor
y, del indomable tigre,
su belleza y su vigor,
para bien del alma mía.-