Transité, viajé, me largué
Amarre, deambulé, corrí.
Llegue al mismo recinto.
Me arroje, olvide, aludí,
Por días, que inventaron semanas,
Semanas que se enmascararon en meses.
Este ocaso llegue a la misma tranquera cerrada de tu alma negada.
Esta vez con la carta plegada,
La que tracé cuando te lloraba de cerca.
Ya asediada y con algunas fronteras más.
Me emancipaste mi mano,
Cuando me precipitaba por un precipicio.
Me censuraste tus besos,
en jornadas de escarcha.
Me vedaste tus ojos,
cuando fui etérea.
Me objetaste tu sonrisa,
cuando lloraba.
Me negaste tu perdón cuando te amaba.
Volver a escapar,
O, seguir golpeando una puerta cerrada
con un candado que no tiene llave.
Mi armadura es mi medalla.
Mi corazón hechizado en tu fuerte,
mi placa.
Quizás esta vida sea para aprender,
como vivir despojado así.
Concebir que no volveré a andar por tu piel.
Saber que no volveré a saborear tus besos,
deducir que la noche no tiene cuevita.
Entender que la muerte camina con la vida.
Caminar con un corazón atrapado.
Nacer para entender,
y vivir muerto por no saber.
Morir para no vivir agonía.
Juraste tu amor por el resto de tus soles,
Hoy perjuraste no hacerlo por un tiempo eterno.
No estamos en la gloria.