La llamada esperada

Sencillo pero arrogante
me visitó aquél individuo,
en mi propia vivienda,
llamando a la puerta
con toques enérgicos.
Al abrir, asustado
me sorprendió el porte.
- Tiene usted recibos atrasados, me dijo
y el interés de la cuantía va subiendo
en perjuicio suyo.
- No hay mayor interés
que el que tengo yo por pagar, créame
y el mío es gratuito, no le va a costar nada
Vuelva la próxima semana